domingo, 10 de abril de 2011

TLC: EL QUÉ Y EL CÓMO

El Presidente de Colombia Juan Manuel Santos Calderón continúa en una racha excepcional de triunfos en el panorama internacional, ahora con los avances del TLC con EE.UU. y sus viajes a España y Alemania.

Dos jugadas magistrales en su talante fueron las de llamar la atención mundial sobre el incumplimiento de los países amigos para con Haití, ni más ni menos que desde la ONU, para obligarlos a volver sus ojos en el tema de la reconstrucción.

Y durante su tercer encuentro con su par de Venezuela, Hugo Chávez en Cartagena, invitar a su homólogo Porfirio Lobo de Honduras para comenzar a abrir el camino que le permita a esa Nación centroamericana regresar al seno de la OEA.

En Europa se reunirá con el Rey de España, el Jefe de Gobierno y en Alemania hará lo propio con Jefe de Estado y Canciller con el fin de atraer la inversión a Colombia y ultimar detalles que le permitan ratificar y aprobar el TLC con la Unión Europea.

Sin duda los Tratados de Libre Comercio son una herramienta útil en un mundo globalizado, de apertura de fronteras, dinamización de economías, pero ante todo, de competitividad para la que se tienen que preparar los estamentos productivos.

El que acaban de empujar Santos-Obama no es la excepción. Lo que mortifica es que hubiese sido ese país el que impuso las exigencias, las condiciones, la hoja de ruta del gobierno, la agenda que deberá seguir el Congreso colombiano.

En el tema de Derechos Humanos y de trabajadores queda una sensación amarga de intromisión. Pero adicionalmente al descubierto como que no se estaban manejando ambos temas como debe ser. Y Colombia, ¿qué exigió?

Nada. Seguimos sometidos a la voluntad del poderío norteamericano y del Congreso -especialmente del ala demócrata- de esa Nación que desconoce que su mejor aliado desde la frontera sur con México hasta la Patagonia es Colombia.

No obstante y contrario a lo que se percibía hace algunos meses y años recientes, las más poderosas Centrales Obreras de Colombia recibieron sin tanto recelo como en principio exteriorizaron, los avances en materia de TLC.

El presidente Santos Calderón sigue sorprendiendo a los incrédulos y a los que durante su campaña, sin conocerle en profundidad, se mostraban escépticos para un mandato de quien se preparó toda la vida para llegar a la Casa de Nariño.

A todo lo anterior se suma el que Colombia asumiera la presidencia de Unasur con la ex canciller María Emma Mejía, independiente de si el organismo sirve o no en el contexto suramericano. El hecho es que logró esa casilla.

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