domingo, 19 de septiembre de 2010

Traicionera

Si Colombia es una fosa común, como lo pregona traicioneramente Piedad Córdoba desde lejos y de espaldas a la Nación, ella encarna lo más mal oliente de esa canallada cuando está por fuera. Por eso lo ideal es que se quede allá.


O en Venezuela al lado de Hugo Chávez, o que de una vez por todas se vincule a la guerrilla que tanto le duele y defiende, para que sobre el terreno, haga lo que trata de hacer mediante el micrófono y ahora apoyada por el Twitter.


Y tímido, muy tímido el rechazo que de sus infortunadas y en fuera de lugar declaraciones en Europa hizo el otrora glorioso partido Liberal. Deberían investigarla, y si es del caso, por traición a la Patria, expulsarla de la colectividad.


Pero no pasó de una simple declaración que no va más allá de estar en desacuerdo y ni siquiera se reclama un concepto del Comité de Ética, si es que lo tiene; el partido y sus directivas parecen tenerle miedo cada que habla y la embarra.


Y no es que se le estén violando sus derechos como siempre lo cacarea (cuando esté por fuera). Simplemente que se nos va agotando la paciencia y ojalá algún día sus electores sepan realmente quién es ella antes de depositar sus votos.


Hasta físicamente empieza a producir repugnancia entre muchos colombianos de bien que no soportamos más sus calificativos vulgares, altisonantes y señaladores como si ella estuviera por encima de lo Divino y de lo humano.


No señora. Se equivoca de cabo a rabo. No tenemos la culpa de que sus problemas familiares y sentimentales de hace unos años, los cuales dio a conocer usted públicamente en varios medios, la hayan llevado a buscar semejante protagonismo.


¡No más! Estamos hastiados de su comportamiento, de su grosería, de su afán de figurar y de calificar a todo el mundo -exceptuando por supuesto a los terroristas y a quienes los financian y apoyan- de ser criminal y mal intencionado.


No convencen sus pobres argumentos. Mucho menos sus viajes. Especialmente a Cuba. ¡Usted que dizque reclama respeto por los Derechos Humanos! Produce asco y risa esa actitud farisea y doble. ¿Qué tal? El diablo haciendo hostias con Fidel Castro.


Usted misma se está forjando su fin político. Y eso está bien para que después no diga que la persiguieron. Podrá no ser ahora. Pero llegará el día en que los votos del partido que la acoge se le acaben y no tendrá la gasolina, gracias al Congreso, para seguir dando lora sin ton ni son.


Muchos inclusive piensan que no está en sus cabales. Yo creo que sí lo está. Pero es tan errónea su actuación y tan apátrida su posición, que por eso algunos piensan lo contrario. Nueve millones de colombianos no nos equivocamos.


Y no será usted quien nos diga qué hacer ni cómo hacerlo. Ya el Parlamento Europeo le dio una cachetada. La otra se la dieron el liberalismo, el conservatismo y La U. Porque no vamos a aceptar una sola más de sus cachetadas desde afuera.


Si Colombia le parece una fosa común o una cloaca, quédese allá o váyase para Venezuela o para Cuba y así no tendremos de quien avergonzarnos, que suficiente tenemos con la guerrilla que usted defiende a capa y espada.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Alerta roja se encendieron las alarmas

No fueron gratas para Colombia las dos semanas que acaban de pasar, tampoco para las FF.MM. ni para el ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, por la arremetida guerrillera que dejó un saldo estimado de treinta y ocho uniformados muertos.

El hecho es preocupante porque nuevamente la inseguridad y la violencia se mueven del campo a la ciudad y viceversa generando confusión, caos, terror y muerte a manos de los grupos terroristas, los delincuentes y el narcotráfico.

“La culebra está viva”, fueron unas de las últimas palabras del ex presidente Álvaro Uribe Vélez antes de abandonar la Casa de Nariño y eso fue hace poco más de treinta días. Muy poco tiempo para lo que es una verdad de a puño.

Y el presidente Juan Manuel Santos Calderón basó su campaña en que continuaría con el fortalecimiento de la seguridad democrática que no debió sufrir ningún paréntesis ni tregua sino llevarla hasta su máxima expresión.

Posesionado el nuevo Jefe de Estado de los colombianos buenos, alias Alfonso Cano, uno de los terroristas más buscados del planeta, sugirió una invitación al diálogo a quien democrática y limpiamente fue elegido en las urnas.

Entonces anticipé que a él y a sus secuaces no se les puede creer. Ahí está la respuesta. Ataques a mansalva -que es cómo actúan- incluyendo cadáveres como señuelos y quemando vivos a los uniformados. ¡Canallas, miserables, cobardes!

Uniformados del ejército y la policía, muchos de ellos hombres jóvenes padres de familia que se convierten en Héroes de la Patria que no deberían existir pues sería mejor una Nación en paz y que quiere realmente recorrer el camino del diálogo.

Y mientras eso ocurre en los campos y selvas de Colombia, el complejo panorama de inseguridad parece recrudecerse en las ciudades, de manera particular en las cuatro capitales más importantes por sus tamaños y posibilidades de vida.

Seguridad democrática y ciudadana es lo que necesita la sociedad, acompañada de las macro medidas que anunció el gobierno, jalonadas por las cinco locomotoras de la productividad, generación de empleo, profundas reformas en salud y justicia.

Pero no será suficiente si entre todos no ayudamos a empujar las locomotoras. No todo se le pude dejar al Presidente ni a las autoridades. Existe un trabajo que será a largo plazo que ojalá lo pongamos en práctica. Tenemos que rodear al Gobierno.

Es urgente recuperar los valores éticos y morales, rechazar el narcotráfico, denunciar con valor y de manera oportuna a los delincuentes, enseñar que el camino de lo fácil, las armas y los atajos, solo generan violencia, desolación y muerte y estar vigilantes ante la corrupción.

Todo ello converge en un monstruo de mil cabezas que representa sin lugar a dudas, que la culebra, está viva. Y no es suficiente golpearla en la cabeza. Es sembrar la semilla de los valores en la sociedad para que el crimen no vuelva a nacer.

Las Fuerzas Armadas no podrán tener un instante de respiro y las autoridades ciudadanas trabajar sin descanso, todas, eso sí, siempre y cuando cuenten con el apoyo de colombianos buenos que somos la inmensa mayoría.

No a diálogos que a nada conducen si no existen demostraciones de paz. No a ocultarse en organismos como la Unasur para manipular la opinión y seguir delinquiendo. No a las guerrillas terroristas de las Farc, el Eln o como se llamen.

De lo contrario, se activarán nuevas alarmas. Y la alerta roja, está encendida.