viernes, 22 de julio de 2011

CLAROSCUROS

Lástima que se hubiese acabado la oposición en Colombia pues el Polo Democrático que era el único que medio la hacía está vuelto añicos especialmente con lo ocurrido en Bogotá de la mano de los hermanos Moreno Rojas y Cía.

El Partido Verde -ahora Unidad Nacional- no está verde sino biche. Jamás maduró. Y Antanas Mokus no solo tampoco maduró sino que como que se enloqueció; anda desesperado buscando aval o empleo. ¡Qué mal terminaron ambos!

La envidia parece no tener límites en el fútbol: La Copa América para muchos fue pésima porque llegaron los otrora chicos a las finales y eliminaron a los favoritos. La renovación es buena y necesaria en todos los escenarios.

Hablando de fútbol, definitivamente no aprendieron los narradores colombianos de radio a dejar de gritar, pontificar y decir siempre lo mismo de lo mismo y los de televisión a hablar babosadas y contarnos lo que estamos viendo. ¡Qué mal!

La última de balompié: Vergonzoso que Cali hubiese incumplido con los trabajos de reconstrucción del estadio Pascual Guerrero de cara al mundial Sub 20 de fútbol como subsede. Ante el mundo quedamos como estamos hace años y cada vez peor.

No le queda bien al presidente Juan Manuel Santos Calderón convocar una rueda de prensa para decir que Cano el terrorista número uno del mundo se les escapó. O que encontró otra ratonera corrupta en Colombia. Sería mejor que en primer caso la aplace para que muestre a los capturados. Y en el segundo a los condenados.

Muchos se alegraron con la designación de Simón Gaviria Muñoz en la presidencia de la Cámara de Representantes como el más joven congresista de la historia en lograrlo. No solo no lo es, sino que en su parlamento no convence. Además, ¡qué relevo! Delfín ni más ni menos que de Gaviria, ¡Hmm! Lo mismo de lo mismo.

Los corruptos deben recibir castigos ejemplares y no tener derecho a ninguna de las dádivas de la justicia colombiana pues estamos hastiados de tanto bandido, delincuente, hampón y criminales enquistados en todos los estamentos de la sociedad y a este paso seguiremos ocupando deshonrosos primeros lugares en el tristemente célebre escalafón mundial de ladrones.

Los grupos terroristas de la guerrilla en Colombia riñen contra todo principio y Derecho Internacional Humanitario y de manera cobarde y sangrienta siguen con sus atrocidades: secuestro, reclutamiento de niños, abusos sexuales contra sus mujeres, ataques contra la población civil como en el Cauca y la utilización de animales para asesinar y arrasar lo que se encuentran con dinamita.