martes, 26 de agosto de 2008

SIN VERGÜENZA DEPORTIVA

Desastrosa la participación de Colombia en los Juegos Olímpicos de China. Y desconcertante la actitud de los directivos que defienden la actuación propia y la de los deportistas en que superaron los anteriores en el número de medallería (¡!). Mediocres.

Está claro que ser deportista en nuestro país no es prioritario para el Estado. Mucho menos para los gobiernos de turno. Quedó demostrado que por orden del escalafón, los países industrializados son los primeros del orbe. Y para ellos, sí cuentan.

Y bochornoso, vergonzoso que cuando dos humildes deportistas lograron plata y bronce, ahí sí, públicamente, cheque en mano, -nada del otro mundo tampoco-la gobernación del Valle y la alcaldía de Cali, salen a pescar políticamente en río, no revuelto, sino de campeones.

Esos ofrecimientos se hacen antes de. No después. Y se hacen con apoyo a su preparación con, vivienda digna, salud, educación, y excelente alimentación para que puedan ir a competir en igualdad de condiciones frente al millonario Phelps, por ejemplo.

La participación de Colombia en certámenes de esta naturaleza en la que se botan, no se invierten, millones de pesos, se debe replantear con base en las marcas mínimas y hacer énfasis en los deportes que sí tienen posibilidades de triunfar. En los que no. No.

Porque para fogueos, hay suficientes torneitos domésticos. Y Jorge Ivan, Juan Carlos y los demás que así lo hicieron, que no se aprovechen de la gloria de nuestros sufridos deportistas para sacar provecho político. Eso es una infamia. Porque ellos SÍ merecían las medallas.

sábado, 16 de agosto de 2008

LAS MAROMAS DE JORGE IVAN CON CALI

El pueblo tiene los gobernantes que se merece. Por acción de unos y omisión de otros, Cali eligió a Jorge Ivan Ospina en la alcaldía. La primera renuncia de su administración pasó casi desapercibida. La de Adriana Santacruz, una de las mejores funcionarias del gabinete del ex gobernador del Valle, Angelino Garzón.

Quienes la conocemos, ratificamos que algo no andaba bien en el interior del Palacio Municipal. Porque lo sabíamos desde el 1o. de enero pasado cuando asumió el cargo y dio a conocer sus colaboradores. Salvo ella en comunicaciones, los demás fueron absolutamente desconocidos para los caleños. Y eso genera desconcierto.

Tuvo dos meses desde que fue elegido, y un año, desde que comenzó la campaña, para establecer quienes, o al menos cuáles serían los perfiles de los que le acompañarían en la administración. Pero solo un mes después fue capaz de nombrar presidente de Metrocali, una de las coronas de la ciudad.

Y ahora, al pedir la renuncia colectiva, dice que "no es una crisis política sino de gestión, pues es muy importante la credibilidad y confianza que se le transmite a la comunidad". Si es así, entonces tendría que renunciar él porque fue él, y nadie más que él quien los nombró y se dejó imponer algunos de los que ahora saldrán.

Casi ocho meses perdidos. Y seguimos esperando. De Emcali dijo que los caleños no tenemos gobernabilidad en la empresa. Es él quien nos representa. Y es él quien no tiene gobernabilidad en ella. No nosotros. Entre otras cosas, porque siguió el mal ejemplo de Jhon Maro de pelearse con la Casa de Nariño. Es decir, de pegarle patadas a la lonchera.

Y es que el alcalde se equivocó desde el día de su posesión. Debió arrancar su gestión con un plan de choque, haciendo a un lado odios y rencores, e invitando a todos los caleños, los que votaron por él y los que no lo hicieron a rodear su administración, recuperar el amor por Cali, el sentido de pertenencia y elevar el autoestima de un pueblo.

Y le aprendió al gobernador Juan Carlos Abadía, creyendo que con plata como salvavidas, especialmente a los deportistas y a los equipos de fútbol, tapará la falta de gobierno, mientras la ciudad se hunde en el abandono. Por supuesto, el pueblo tiene, los gobernantes que se merece. Al fin y al cabo es el que elige.-


domingo, 3 de agosto de 2008

DE PEKIN A CALI

Impresionante y monumental el ejemplo de la China al mundo entero por la organización de los Juegos Olímpicos y la majestuosidad de los templos de las cinco ciudades donde se escenificarán las 37 disciplinas de los 28 deportes aprobados por la organización del magno certamen.

El presidente de Venezuela Hugo Chávez nos cree estúpidos a los colombianos. Pobre y lánguida su disculpa para no asistir a la cumbre antidrogas en Cartagena. ¿Qué dirá al concluir la reunión a la que asistieron Jefes de Estado y dignatarios de 24 países y no pasó nada?

Inconcebible que a 120 días de la inauguración de los Juegos Deportivos Nacionales la gobernación del Valle del Cauca y la alcaldía de Cali estén buscando plata. Si no teníamos capacidad, ¿para qué buscaron la sede? Y cuando los actuales mandatarios llegaron a sus cargos, ¿por qué no advirtieron cual era la situación? Otra vez improvisando.

Dice el alcalde de Cali Jorge Iván Ospina que los caleños tenemos poca influencia sobre Emcali. Es él quien representa la ciudad. Fue él quien lo debió advertir oportunamente. Desde su campaña dejó claro su posición frente a la empresa. Ahora que no se haga el mártir. No aprendió de los cuatro años que uno de sus antecesores, Jhon Maro Rodríguez, no hizo sino pelearse con el entonces presidente Andrés Pastrana. Ahí están, parte de los resultados.