Nuevamente los terroristas ponen a prueba al Valle del Cauca y es la oportunidad de demostrarle al mundo nuestro talante de un pueblo que no se doblega antes quienes de manera brutal insisten en el camino de las armas.
Debemos rodear a las autoridades legalmente constituidas, cerrar filas en torno al enemigo número uno, ese monstruo de mil cabezas que ciegamente busca lo que a veces encuentra en algunos medios. Publicidad a su barbarie.
Desolación, muerte, dolor, caos, destrucción, cuando entre la inmensa mayoría tratamos de construir, crear, ser democráticos e incluyentes. Pese a que nos falta mucho camino por recorrer, lo estamos haciendo.
Las víctimas de un conflicto son inocentes, especialmente cuando son habitantes de la calle, humildes trabajadores o servidores públicos que trabajan por la Patria desde el ejército, la policía, la rama judicial y organismos de seguridad del Estado.
Poco a poco la mal llamada guerrilla, que hizo tránsito hacia el terrorismo apoyado por el cruel e inhumano narcotráfico se queda sola, acorralada y el mundo entero observa cómo su espacio se cierra. Llegará el día.
Entre tanto, Cali se tiene que mantener erguida, seguir adelante, con la frente en alto. En medio de las dificultades, saber que no está derrotado quien batalla, y el país entero está en la obligación de decirle a nuestra ciudad y al departamento que está con nosotros.
Debemos rodear a las autoridades legalmente constituidas, cerrar filas en torno al enemigo número uno, ese monstruo de mil cabezas que ciegamente busca lo que a veces encuentra en algunos medios. Publicidad a su barbarie.
Desolación, muerte, dolor, caos, destrucción, cuando entre la inmensa mayoría tratamos de construir, crear, ser democráticos e incluyentes. Pese a que nos falta mucho camino por recorrer, lo estamos haciendo.
Las víctimas de un conflicto son inocentes, especialmente cuando son habitantes de la calle, humildes trabajadores o servidores públicos que trabajan por la Patria desde el ejército, la policía, la rama judicial y organismos de seguridad del Estado.
Poco a poco la mal llamada guerrilla, que hizo tránsito hacia el terrorismo apoyado por el cruel e inhumano narcotráfico se queda sola, acorralada y el mundo entero observa cómo su espacio se cierra. Llegará el día.
Entre tanto, Cali se tiene que mantener erguida, seguir adelante, con la frente en alto. En medio de las dificultades, saber que no está derrotado quien batalla, y el país entero está en la obligación de decirle a nuestra ciudad y al departamento que está con nosotros.
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