Desastrosa la participación de Colombia en los Juegos Olímpicos de China. Y desconcertante la actitud de los directivos que defienden la actuación propia y la de los deportistas en que superaron los anteriores en el número de medallería (¡!). Mediocres.
Está claro que ser deportista en nuestro país no es prioritario para el Estado. Mucho menos para los gobiernos de turno. Quedó demostrado que por orden del escalafón, los países industrializados son los primeros del orbe. Y para ellos, sí cuentan.
Y bochornoso, vergonzoso que cuando dos humildes deportistas lograron plata y bronce, ahí sí, públicamente, cheque en mano, -nada del otro mundo tampoco-la gobernación del Valle y la alcaldía de Cali, salen a pescar políticamente en río, no revuelto, sino de campeones.
Esos ofrecimientos se hacen antes de. No después. Y se hacen con apoyo a su preparación con, vivienda digna, salud, educación, y excelente alimentación para que puedan ir a competir en igualdad de condiciones frente al millonario Phelps, por ejemplo.
La participación de Colombia en certámenes de esta naturaleza en la que se botan, no se invierten, millones de pesos, se debe replantear con base en las marcas mínimas y hacer énfasis en los deportes que sí tienen posibilidades de triunfar. En los que no. No.
Porque para fogueos, hay suficientes torneitos domésticos. Y Jorge Ivan, Juan Carlos y los demás que así lo hicieron, que no se aprovechen de la gloria de nuestros sufridos deportistas para sacar provecho político. Eso es una infamia. Porque ellos SÍ merecían las medallas.
Está claro que ser deportista en nuestro país no es prioritario para el Estado. Mucho menos para los gobiernos de turno. Quedó demostrado que por orden del escalafón, los países industrializados son los primeros del orbe. Y para ellos, sí cuentan.
Y bochornoso, vergonzoso que cuando dos humildes deportistas lograron plata y bronce, ahí sí, públicamente, cheque en mano, -nada del otro mundo tampoco-la gobernación del Valle y la alcaldía de Cali, salen a pescar políticamente en río, no revuelto, sino de campeones.
Esos ofrecimientos se hacen antes de. No después. Y se hacen con apoyo a su preparación con, vivienda digna, salud, educación, y excelente alimentación para que puedan ir a competir en igualdad de condiciones frente al millonario Phelps, por ejemplo.
La participación de Colombia en certámenes de esta naturaleza en la que se botan, no se invierten, millones de pesos, se debe replantear con base en las marcas mínimas y hacer énfasis en los deportes que sí tienen posibilidades de triunfar. En los que no. No.
Porque para fogueos, hay suficientes torneitos domésticos. Y Jorge Ivan, Juan Carlos y los demás que así lo hicieron, que no se aprovechen de la gloria de nuestros sufridos deportistas para sacar provecho político. Eso es una infamia. Porque ellos SÍ merecían las medallas.
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