Una lección de fortaleza le acaba de dar al mundo entero el dirigente caldense Oscar Tulio Lizcano quien se acercaba a nueve crueles, brutales, inhumanos y terroristas años de secuestro en poder de las criminales de lesa humanidad Farc.
Tenemos la obligación de seguir luchando por la liberación de TODOS los cautivos y acabar de tajo con el más abominable de los delitos del que vive esa organización terrorista de la mano del no menos cruel narcotráfico.
Y está demostrado que una de las formas más viables de hacerlo ante la actitud sorda de ese grupo es la Seguridad Democrática que se debe consolidar como un proyecto de Estado y no solo del actual gobierno pues sus bondades están a la vista. Bienvenido Oscar Tulio.
Y si esos eran los argumentos que tenían nuestros compatriotas indígenas para llegar hasta Cali a dialogar con el gobierno Nacional, con prepotencia y arrogancia, bien idos, fueron suficientemente bien tratados para que llegaran a nuestra Gran Ciudad.
Quedamos decepcionados, la Patria es una sola y aquí no debe haber bondades solo para unos, sea cuales fueren sus peticiones, se les brindaron garantías, por supuesto con dificultades, pero todo terminó en nada y perdieron una gran oportunidad.
De momento, como solo dejaron hablar al gobierno, queda en el ambiente como que sus argumentos para marchar se quedaron sin piso, sin fuerza y optaron por sabotear el encuentro y nuevamente hacerse las víctimas. Esa, no era la actitud que esperábamos de ellos.
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